Con esto de las vacaciones, nos hemos encontrado en el i-plus varios episodios grabados de la segunda temporada de The Newsroom, así que antes de hacer una crítica del retorno de la misma, hemos esperado a ver al menos 3 episodios para ver donde apuntaba. Si en las impresiones de la primera temporada recomendábamos que lo mejor era la parte donde se centraban en las noticias y lo peor las tramas pseudorománticas de los miembros de la redacción, pareciera que nos hubieran leído Aaron Sorkin, el creador de la misma. Para hacer justo lo contrario.
Pues si. Esta segunda temporada se ha enfocado de una manera diferente a la primera hasta un punto que ha costado reconocer la serie. De hecho, debido a las críticas por su apuesta por el partido demócrata, Sorkin cambió los guionistas para esta temporada. Sin embargo, seguimos con esos diálogos enrevesados y menos graciosos de lo que pretenden, aunque enganchen por la inteligencia que tienen. Seguimos con dos romances imposibles debido únicamente a la estupidez de sus integrantes. Por un lado, Mckenzie y Will McAvoy, que desde luego no tiene edad de perder el tiempo de esa manera. Ahora a él le han buscado un romance de esos que sabes que no tienen futuro para enredar más la cosa.
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Luego, la asesinable Maggie, que por razones que Sorkin sabrá no puede estar con un tipo joven y soltero como Jim. Así que parece ser que se va a África a olvidar un amor que como espectador no se entiende que impedimentos tiene. Al menos parece que ese viaje será tremendo según nos anuncian en el primer episodio.
De todas formas, han sabido elevar el interés de lo que ocurre entre bambalinas. Aunque sea reforzando lo que más fallaba para muchos de los que la seguimos desde el principio. Eso se debe a que están mezclando bien sus vidas con las noticias. No nos podemos creer que Jim se tenga que ir roto de amor por la idiotez del vídeo de Maggie, pero si resulta muy interesante su experiencia en el autobús republicano siguiendo la campaña presidencial de Mitt Romney. Los problemas de Will derivados de sus declaraciones contra el tea party, siendo su vida personal, siguen relacionados con su trabajo aunque no veamos las consecuencias frente a la cámara.
De todas formas, han sabido elevar el interés de lo que ocurre entre bambalinas. Aunque sea reforzando lo que más fallaba para muchos de los que la seguimos desde el principio. Eso se debe a que están mezclando bien sus vidas con las noticias. No nos podemos creer que Jim se tenga que ir roto de amor por la idiotez del vídeo de Maggie, pero si resulta muy interesante su experiencia en el autobús republicano siguiendo la campaña presidencial de Mitt Romney. Los problemas de Will derivados de sus declaraciones contra el tea party, siendo su vida personal, siguen relacionados con su trabajo aunque no veamos las consecuencias frente a la cámara.
El caso Genova no sabemos si llevará toda la temporada o se solucionará antes, pero es una buena manera de enlazar varios episodios para que queramos saber que pasó.
Bien es cierto que los protagonistas siguen haciendo muchas tonterías difíciles de creer y viviendo situaciones incompresibles. Sloan, con su aspecto de supermodelo no consigue una cita ni suplicando, mientras la loca de Maggie tiene a dos hombres bebiendo los vientos por ella. A esto añadidle comportamientos infantiles de Will, quién me ha delatado, y encima alguien que va a confesarlo como si estuviera en primaria.
A pesar de sus defectos, con periodistas muy íntegros y decentes que viven y sufren las noticias importantes que por desgracia no importan a la mayoría de la gente (fijáos en lo mas visto de los periódicos serios, normalmente está la novia de algún futbolista y no precisamente lo que pasa en Siria), no puedo negar que disfruto enormemente con el ritmo de la serie y con lo que nos cuentan. Se le perdonan defectos evidentes que compensan de una manera solvente con otras virtudes, como el interés de los hechos que cuentan (aunque a veces nos sean muy ajenos ya que reflejan la actualidad norteamericana) y lo buenos periodistas que son todos...aunque no me los crea. Reconozco que queda muy idealista y bonito, y apetece una serie así.
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