DA VINCI´S DEMONS (LOS DEMONIOS DE DA VINCI), EPISODIO 1X01. LA CRITICA

Con la curiosidad propia de ver una serie con una temática tan atípica, vimos el primer capítulo de Da Vinci´s Demons. Durante el mismo, conocimos a esta versión ultimate de Leonardo Da Vinci (Tom Riley), aquí un joven genio impetuoso y arrogante que se abre camino como artista entre las intrigas palaciegas y las luchas de poder del siglo XV en Florencia. Su joven aprendiz Nico (Eros Vlahos) y su amigo Zoroastro (Gregg Chillin), serán sus compañeros de aventuras. El ímpetu, la iniciativa y la ambición de Leonardo lo llevarán de cabeza a implicarse en conspiraciones y organizaciones secretas.

EL GUIONISTA TAMBIÉN DEBIÓ UTILIZAR LAS DOS MANOS... PARA HACER UNA PELOTA Y TIRAR A LA BASURA LO QUE HABÍA ESCRITO

La sensación que nos ha quedado tras ver este piloto es de estupefacción. Estupefación ante el bodrio tan imponente que nos hemos tenido que tragar. El verdadero Leonardo Da Vinci difícilmente ha sufrido una ofensa mayor a lo largo de la historia. Debe estar revolviéndose en su tumba arriba y abajo. Para mantener la salud mental, os recomendamos que no asociéis bajo ningún concepto ambos personajes. Pensad directamente que se llaman igual por casualidad, y que por casualidad también ambos son artistas y hacen los mismos diseños. Aunque haya anécdotas de la vida del mismo esparcidas en la serie (era vegetariano, ambidiestro, inconstante, hijo ilegítimo...) es imposible que se parecieran en lo mas mínimo. A no ser que Da Vinci tuviera una vida secreta y se adelantara a Superman como el primer superhéroe de la historia.

PARECEN TRES CHONIS PLAYEROS PROPIOS DE CUALQUIER PLAYA CASPOSA

Pero dejando aparte cualquier comparación histórica, la serie sigue siendo realmente mala por méritos propios. El tal Leonardo es uno de los personajes más petulantes e insufribles que hemos tenido que soportar en la pequeña pantalla, y más en un papel protagonista. El tipo es un Sherlock Holmes con un subidón permanente, que se pasa el día diciendo lo genial que es, lo listo que es, lo tontos que son los demás, cómo se liga a la que le da la gana, riéndose de la gente, deduciendo cosas como El Mentalista, haciendo chistes malos, poniendo caritas a la gente como un maleducado niño de 10 años y chuleando como los integrantes de cualquier reality playero. Para colmo, va rescatando indefensos cual insuperable espadachín. Han querido hacerlo tan carismático que les ha salido excesivo. Irritante a más no poder, cae realmente mal. Tampoco ayuda el nulo carisma del actor protagonista, Tom Riley, ya que en otras manos posiblemente la impresión habría sido otra. 

LORENZO MEDICI (ELLIOT COWAN), MAS QUE UN MECENAS UN MADELMAN

Pero el disparate de Leonardo no se aplica sólo a su carácter, también a su vida personal. Resulta que el muchacho es el hijo bastardo del escribano de Lorenzo Medici. Y como el hombre es muy malo se dedica a ordenar palizas a su hijo porque no comparte sus ideas avanzadas (sutil versión de la represión). Unas palizas a las que no sobreviviría ni el Capitán América, pero que a él le afectan como un exceso de exposición al sol. Luego tenemos el misterio de la madre desaparecida, que entroniza con un misterioso hombre oriental, Al-Rahim (Alexander Siddig). Éste le habla a Leonardo de su pasado y de una serie de misterios sobrenaturales que ya se irán descubriendo... por el que quiera seguir viendo esto, claro.

SALE UNA BATCUEVA, SALE RA´S AL GHUL, SALE LA CAPA DE BATMAN...

Para rizar el rizo, nuestro gran inventor-estratega necesita una conquista de alto copete porque por supuesto también es un Casanova (lo de que Da Vinci era gay no les pareció algo relevante de su personalidad). Y que mejor que la bellísima y enigmática Lucrezia Donati (Laura Haddock), amante de Lorenzo y casada a la vez con otro que también llega estupendamente a final de mes. Obviamente, como tiene todas las papeletas para ser alguien con secretos, los tiene, faltaría más. Esta serie quiere ser tantas cosas a la vez: de fantasía, histórica, de superhéroes, de conspiraciones, procedimental, seria, paródica, divertida, de aventuras, romántica, rápida... que al final sólo consigue ser lo que no pretende, una ridiculez. 

LUCRECIA ES SIN DUDA UN BELLEZÓN

Desde el principio no nos explican bien cuáles son los tejemanejes que hay en Florencia ni quien es quien. Directamente vemos a unos señores que matan a otro, y luego van con la mala cara para arriba y para abajo sin enterarnos bien ni quienes son, ni qué quieren: solo que conspiran mucho y se reúnen en secreto, como hacen los malos. Y matan a otro que tampoco sabemos muy bien por qué empezó la escena con un cuchillo en el cuello empuñado por el Papa. No podía faltar un Papa corrupto aquí.  La presentación de personajes se la han saltado a piola, y por tanto el interés por los mismos es nulo. La forma en la que Leonardo observa a los pájaros volando se adelanta siglos a las cámaras en alta definición, o tal vez es uno más de sus superpoderes, además de la resistencia física y la regeneración como Lobezno. 

LOS TRAJES SON UNA PRECIOSIDAD, PERO INSUFICIENTES PARA AGUANTAR ESTO

La ambientación, la escenografía y los vestuarios en cambio si son muy bonitos, y da mucha pena que se hayan desperdiciado en semejante despropósito. No hay un personaje bien costruido ante nosotros: ni el irritante Leonardo, ni su amigo de correrías Zoroastro visto mil millones de veces, ni su lelo ayudante que se supone debe hacernos gracia porque se quede mirando los pechos de una chica y es el pun chin ball de los inventos de Leonardo. Para mas escarnio, esta es la serie llamada a sustituir a Spartacus en la parrilla televisiva del canal Starz. Como si no tuviéramos bastantes razones para llorar el fin de Spartacus, Starz nos ha dado razones con Da Vinci´s Demons para seguir llorándola.

Da Vinci’s Demons

Se me abren las carnes porque su creador y escritor, David S. Goyer, que no me explico que pueda hacer cosas como The Dark Knight y esta a la vez, ha metido también sus manazas en Man Of Steel. Rezo y espero que alguien con mejor criterio haya corregido en esa película esta evidente falta de talento para desarrollar personajes e historias. O la llevamos clara.