THE AMAZING SPIDER-MAN: LA CRITICA

Hace ya tiempo, una eternidad teniendo en cuenta la cantidad de noticias y material promocional que ha generado la película The Amazing Spider-Man, publicamos en este mismo blog un post titulado "The Amazing Spider-Man: ¿Por qué la ignoramos?". Bueno, no me molesto en poneros el enlace porque muchas de las cosas que entonces escribió mi
colaborador Silver Draper, aunque las considerábamos válidas por aquellos entonces, se han visto desbordadas por lo que hemos podido ver esta tarde en la sala de cine.

En un principio, tener a un director prácticamente novato como Marc Webb, con sólo una comedia romántica muy sobrevalorada ((500) Días Juntos) en su haber, al frente de un proyecto tan importante como resetear la saga arácnida, levantaba más de un recelo. Primeras imágenes del rodaje algo ridículas, la dudosa elección del actor protagonista, Andrew Garfield, un primer teaser trailer más parecido a la intro de un videojuego que al de un largometraje, esos y más factores hicieron que las expectativas en torno a esta película fueran más que pobres.

WEBB JUNTO A LOS ACTORES PROTAGONISTAS

Sin embargo, The Amazing Spider-Man ha resultado ser una película de superhéroes bastante solvente, que consigue emocionar y entretener y, lo más importante, vemos, y me atrevo a decir por vez primera, a nuestro  amistoso vecino Spider-Man como es realmente en los cómics... o muy cerca de ello.

La película puede dividirse claramente en dos partes bien diferenciadas y, casi, podría hablarse de dos films independientes. La primera parte comienza contándonos algo que no había sido narrado antes en ninguna de las películas anteriores: el abandono de Peter en casa de sus tíos por parte de unos padres que tenían muchos secretos que guardar. Estos primeros minutos de la película sientan las bases de la subtrama que (esperemos) será resuelta en las próximas entregas de la ya anunciada trilogía. Verdaderamente era esta parte de la historia la que se nos anunciaba en la publicidad del film como "la historia jamás contada" del origen de Spider-Man. Sin desvelar demasiado diré que el terrible secreto que Richard Parker guardaba y que le costó su vida y la de su esposa no nos es revelado en esta película.

PETER JUNTO A SUS PADRES, RICHARD Y MARY PARKER

Un Peter ya adolescente, interpretado por un Andrew Garfield que simula muy bien que tiene en realidad 28 años, aparece en el reflejo de un cristal ocupando el lugar del niño. Garfield hace una interpretación de chico con problemas, atolondrado e inteligente bastante convincente, a pesar que el actor ya dejó atrás hace tiempo la edad del pavo. Sin embargo no es Peter Parker, al menos no el definitivo, como tampoco lo fue nunca Tobey Maguire. El actor británico (otro inglés haciendo de icono norteamericano) consigue que nos encariñemos con su personaje, pero está lejos de hacernos creer que estamos viendo al Peter Parker de los cómics. 

Otra cosa bien distinta es Emma Stone, una actriz que sí transmite lo que transmitía la Gwen Stacy de los cómics. La química es indudable entre ambos (por algo son pareja en la vida real, no sabemos si como parte de la promoción del film o no, pero ahí están) y los momentos románticos, aunque no sea precisamente lo que el público de una peli de superhéroes vaya a buscar, son convincentes y no chirrían demasiado. ¿Cual es el problema de la película llegados a este punto? Que llevamos casi una hora de metraje y Peter aun no se ha enfundado su traje rojo y azul.

EMMA STONE CONVENCE COMO GWEN STACY

El director ha hecho su película, la que él quería, una historia de amor tierna y emotiva como tantas otras, pero de una hora de duración. El resto del film, ya con Spider-Man metido en harina, se convierte en un sobresaliente producto de superhéroes con momentos emocionantes y espectaculares. Da la impresión de que la película hubiese sido dirigida por dos directores distintos: Webb el primer arco romántico y otro realizador (¿quizás el director de la segunda unidad?), la parte final. Aun así, la parte que dirige Webb contiene los suficientes elementos de la historia superheroica como para que no deje de interesarnos y nos aburra.

CURT CONNORS (RHYS IFANS)

La segunda y última parte del film es donde vemos al Spider-Man de verdad, con sus chistes, sus cabriolas suspendido de sus telas de araña, la inicial incomprensión de la policía, su lucha contra una amenaza que le supera, su puesta de largo ante la gente de Nueva York... En definitiva, el cómic hecho cine. Uno de los grandes aciertos de la película ha sido la elección del actor Rhys Ifans para interpretar a Connors. Ifans deja de lado su vis cómica y hace que su personaje consiga emocionarnos en algunos momentos, con una interpretación contenida, alejada de excesos y que consigue que, al menos yo, me identifique bastante con sus ideales, más tarde deformados por su radical metamorfosis.

La película, a pesar que es un gran espectáculo visual, no ofrece grandes hallazgos en el campo de los efectos especiales. La recreación del Lagarto es correcta y convence, pero nada que no hallamos visto en otras películas. El personaje de Spider-Man si se nota más logrado cuando ha de ser usado un doble digital, no apreciándose casi nada cuando es un actor real embutido en el traje de trepamuros y cuando un CGI. El 3D es prácticamente inexistente y solo sirve para asegurarnos una buena calidad de visionado digital y 10 euros menos en la cartera.

EL LAGARTO, IMPRESIONANTE, PERO NADA QUE NO HAYAMOS VISTO ANTES

Pero no todo es positivo en la película de Marc Webb. El equipo de guionistas ha tenido que contar de nuevo el origen del personaje pero sin repetirse demasiado, algo casi imposible si quieres ser más o menos fiel a los cómics. La relación de Peter con sus tíos está bien planteada, con Martin Sheen haciendo de Martin Sheen (en esta familia nadie actúa, todos hacen de sí mismos) y Sally Field como una Tía May menos despistada que a lo que estamos acostumbrados. El error viene cuando han querido tunear la muerte de Tío Ben para no caer en lo mismo que contó Raimi y les ha quedado artificiosa y forzada, difícil de creer. Indudablemente, prefiero la escena que Raimi le dedicó al asesinato del tío de Peter antes que esta.

Otro de los puntos negativos de la película es la música de James Horner, ciertamente una composición no demasiado inspirada del creador de la música de Titanic o Braveheart. Esta falta de inspiración se nota por ejemplo en la escena del rescate del niño en el puente pues donde deberíamos escuchar un tema que intensificara la tensión y gravedad del momento, Horner nos introduce un tema lírico, como forzándonos a que sintamos ternura en vez de emoción. A diferencia de la genial composición de Danny Elfman para los dos primeros films de Raimi, con un épico tema central muy reconocible, Horner parece haber compuesto una banda sonora para salir del paso, que no pasará a la historia.

TÍA MAY (SALLY FIELD) Y TÍO BEN (MARTIN SHEEN)

Otro de los grandes errores del film es que Webb y los guionistas del film no han sabido transmitir al espectador la repercusión que un héroe de estas características tiene en una ciudad como Nueva York. No basta con que me muestres que la policía le persigue como si fuera un delincuente o que los obreros de la construcción se unan para ayudar a nuestro héroe. Webb ha estado más pendiente de poner de manifiesto las consecuencias que tiene que Peter sea Spider-Man en el círculo más estrecho del personaje que en el resto de la ciudad de Nueva York. ¿Quizás lo deja para la siguiente película? Tampoco es que Webb sea un mago mostrando emociones y reacciones creíbles en sus personajes. Por ejemplo, la reacción de Gwen cuando Peter le revela quien está bajo la máscara de Spider-Man está lejos de ser la de una persona a la que le es confesado un secreto de ese calibre.

En fin, la película, sin ser redonda, es una buena muestra de cine de superhéroes, con romance, acción, villanos carismáticos con los que empatizar y buena puesta en escena. Parece que tendremos Andrew Garfield como Peter Parker para rato, así que tendremos que acostumbrarnos a él.