Resulta frustrante que cuando sigues una película desde que es un proyecto, como esta, tengas la sensación de que no ha estado a la altura de lo que esperabas. Y más cuando no esperabas mucho. Entretenerme y divertirme, punto. En España no se emitió Dark Shadows como serial, así que no puedo saber si hace deshonor al original y no basaré mi crítica en las comparaciones. La historia nos cuenta cómo Barnabas Collins (un Johnnny Depp que no es capaz de desprenderse de los tics del pirata Jack Sparrow), heredero de una poderosa familia de la industria pesquera del siglo XVIII, cae bajo la maldición de una bruja, Angelique Bouchard (espléndida y a la vez desaprovechada Eva Green) que no se ve correspondida en sus amores por el. Además, el verdadero amor de Barnabas, Josette DuPres (la delgadísima actriz Bella Heathcote) sufre también las consecuencias de la maldición. Barnabas es entonces convertido en vampiro y encerrado en un ataúd, hasta que es accidentalmente despertado. Entonces vuelve a la mansión familiar, 196 años después, y conoce a los que quedan de su familia.
Hay gente en la vida que no sabe lo que quiere. Y películas también. Este es un gran ejemplo. Es innegable que está bien ambientada y tanto el vestuario como los decorados evidencian que se han gastado dinero. La atmósfera del film es la habitual en las producciones de Tim Burton, así como los decorados recargados y un diseño de vestuario más que notable. Pero no debió quedarles para el guión. Es imposible saber qué quieren contarnos. ¿Una comedia? Vemos una sucesión de chistes malos, algunos de mal gusto ("Carolyn se toca y gime como un gatito", llega a decir el pequeño de los Collins), previsibles y desubicados (como la sugerida felación a Barnabas a la escena de la televisión).
¿Es la película de Burton un musical? Canciones de los 70´s suenan sin parar toda la película, desde Los Carpenters hasta Alice Cooper, llegando este último a reservarse incluso una aparición estelar y, como no, convirtiendo su nombre artístico en un chiste más. Hay momentos que parece que se van a poner a cantar ellos, lo cual quizás habría arreglado un poco las cosas. Al menos hubiéramos estado seguros que estábamos viendo un film de dicho género. ¿Terror? De repente, espectros que aparecen porque sí, luchas encarnizadas con el mobiliario que cobra vida (que, por cierto, me recordó poderosamente otra película con casa encantada, The Haunting (La Guarida, 1999), de la que el guionista debe ser un gran fan), asesinatos injustificados...
¿Es una historia de amor? No puede ser más forzada ni increíble la obsesión de Angelique por Barnabas ni el amor de éste por Josette/Victoria. Nos dejan frios ambos. La coherencia brilla por su ausencia. Los componentes de la familia Collins y sus adeptos están difuminados. Parece que el guionista (Seth Grahame Smith, el cual prepara la secuela de Bitelchús, así que agárrense) y el director han querido meter con calzador y a toda costa el plantel original de la serie, por encima de la coherencia y el interés para esta historia. ¿Qué sentido tiene que una psiquiatra se quede a vivir 3 años con una familia para atender a un niño? ¡Con el que no comparte ni una escena! Pero debe ser costumbre en esa familia, ya que la institutriz, que contratan para el crió, la Srta. Victoria Winters, tampoco pasa un segundo con él, pero bien que le dan una habitación. Así es normal que se hayan arruinado con el tiempo, no necesitaban ninguna maldición. Aparece un tipo con un aspecto extraño y además vampiro y ni se coscan. Pues vale. Otro ejemplo de las incoherencias del filme: Roger Collins, interpretado por Jonny Lee Miller (Dexter). ¿Para qué aparece si se va de la casa de manera absurda media hora antes que termine la película? ¿Qué ha aportado este personaje a la historia? Nada, absolutamente nada, tan solo servir de comparsa a Barnabas, la estrella de la función.
Michelle Pfeiffer, que hace de Elizabeth Collins, aparece botoxmizada, y su personaje, no sabemos a donde va. La hija de Elizabeth, Carolyn, Chloe Moretz (Hugo), es la típica adolescente mal planteada, dibujada con trazo bastante grueso, casi grosero, y que parece que tiene algún sentido pero enseguida te das cuenta de que le pasa como al resto, no aporta nada. Y la sorpresa final, el disparate máximo. Imagino que para hacer honor a la serie original y casi acabando la película, revelan que uno de los personajes es una mujer lobo, con el agravante que la explicación tan facilona y absurda que se da de ello...
Eva Green es una caricatura de la típica loca obsesionada sacada de una telenovela. Menudo desperdicio. El amor de Barnabas, Victoria, parece la portada del Vogue Especial Anorexia, aunque es innegable que cumple con la estética Burtoniana. El servicio, puesto ahí para dar risa, da pena. Francamente, si no hubiera hecho artículos sobre quien era quien, me habría enterado todavía menos. Tengo la tonta sensación de que querían crear un personaje carismático con Barnabas para vendernos muñequitos, a lo Jack Sparrow. No van a vendernos ni la segunda parte. Burton o no quiere esforzarse, o no sabe ya hacer películas que no parezcan de un imitador malo suyo. No hacían falta Los Vengadores para hundir esto en la taquilla. Ellos solitos se bastan y sobran.
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