Este segundo episodio autoconclusivo de Black Mirror, nos cuentan un futuro en el que la humanidad vive recluida en cubículos, en el que las paredes son pantallas. La forma de conseguir dinero virtual, llamados méritos, es pedalear en una especie de gimnasio colectivo. Todo lo que se compra es virtual también. Para conseguir 15 millones de méritos, hay que pedalear durante unos seis meses. Y 15 millones de méritos es lo que cuesta participar en Hot Shots, un talent show como los de ahora, pero más embrutecido, aunque os parezca difícil.
La gente vive a través de su avatar, y apenas se relaciona entre sí. Pero Bing Madsen, nuestro protagonista, se siente vacío en ese mundo en el que nada es real. Conoce en el gimnasio a Abi y, tras oírla cantar accidentalmente, decide pagarle el ticket de oro para que participe en Hot Shots, y así pueda aspirar a una vida mejor, aunque con ello él se quede sin apenas méritos. La chica consigue aparecer, y gusta. Pero el resultado no será el esperado. Las consecuencias para Bing tampoco.
CON ESA PANTALLONA LO QUE HAY QUE VER ES JUEGO DE TRONOS |
Este segundo episodio me ha parecido superior al primero, y eso que había leído que era peor. Cuestión de gustos. Repite algunos tics del primer episodio, como las referencias indisimuladas a personajes reales: la chica triunfadora de Hot Shots es muy parecida a Leona Lewis, que salió de uno; el jurado es como los actuales de esos programas, con Rupert Everett haciendo de malo como Simon Cowell, papel que en España interpreta Risto Mejide... También incluyen momentos zafios y de mal gusto, como el trato acosador a Abi. También se parece en lo acertado de su duración y lo bien contado que está.
ESTE JURADO NO ES NADA. SI HUBIERAN VISTO A PAQUIRRÍN EN UN TRONO COMO AQUÍ... |
La estética no es nada futurista, los avatares tienen la estética de los de ahora y las personas van en chándal menos los ricos. Tanto tiempo pegados a la tecnología, a las redes sociales y al ordenador, hace que al final los avatares viven por nosotros. Son los principales destinatarios de las compras: nuevos peinados, sombreros... pagados con los méritos. Se han intercambiado los papeles. Las personas deben dedicarse a pedalear para que no falte energía (no me preguntéis por qué, si no lo sabe el guionista, no lo voy a saber yo) y ganarse sus méritos. Interesante lo de que cuestan méritos saltarse la publicidad. Aquí te arruinaba cualquier canal de la TDT en una hora. Sin que sea un episodio genial ni tan crítico como apuntan muchos que deberían ver más películas y series, me ha parecido más acertado como reflexión de la idiotez de la masa colectiva que el primero. El futuro que nos cuenta es imposible, pero te mantiene interesado en la trama. Y lo mejor es el final, alejado de lo políticamente correcto y, a diferencia del resto del capítulo, creíble.
-OYE, ABI, ¿Y SI HACEMOS ALGO REAL SOBRE LA MESA PARA VARIAR? |
Este segundo episodio sí que lo recomendaría, especialmente si os dan urticaria todos los talent shows como a mi. Además, cuenta con el añadido de que con el creador de la serie, Charlie Brooker colaboró con Konnie Huq, ex-presentadora de XtraFactor (algo así como un spin off de X Factor) y esposa del mismo. Todo queda en casa. Esperemos a ver que nos cuenta el tercero.
1 Comentarios
Así es, buen capítulo
ResponderEliminarTodos los comentarios son revisados antes de su publicación. Por favor, sé moderado e identifícate, nos gusta saber a quien nos dirigimos.