¿Qué decir de Ghost Rider: Espíritu de Venganza? En más de una ocasión nos ocurre que a pesar de todas las señales, seguimos manteniendo vanas esperanzas sobre alguna película o serie, aun a sabiendas que nos va a decepcionar profundamente. Esto es precisamente lo que me ha pasado con la película del inefable dúo de "realizadores" Mark
Neveldine y Brian Taylor. Estos dos amiguetes han perpetrado uno de los peores filmes basados en un personaje de cómic de las últimas décadas, algo que se veía venir pero que no creía que fuera así de evidente.
Extrañamente, esta película se ha presentado desde el principio de su gestación como un reboot del personaje. Un reboot con el mismo actor protagonista, un sobreactuado Nicolas Cage, en su línea habitual, y lo que es peor, con un aire a serie B de la mala (no toda la serie B es mala por definición) aun más patente que en su predecesora. Neveldine y Taylor han fabricado una especie de puzzle atolondrado relleno de clichés mal enlazados que convierten a Ghost Rider en casi una película paródica: esas risotadas nerviosas de Cage, la música estridente y desagradable, escenas ridículas que provocan la risa (no se si voluntaria o involuntariamente)... En fin, una serie de despropósitos que convierten este film en fallido de principio a fin.
LA PELÍCULA ES GROTESCA Y RIDÍCULA A MÁS NO PODER |
En primer lugar, no se muy bien qué le pasaba por la mente a David S. Goyer cuando escribió la historia y el guión de la película. No entiendo como un guionista que tiene en su haber los libretos de films como El Caballero Oscuro, Batman Begins, Blade 2 o Dark City puede haber realizado semejante tontería tan vacía y falta de originalidad. La historia que se nos cuenta es simplona y tópica, un remix de las películas de Anticristos adobadas con mafiosos de la Europa del Este y salpimentadas con escenarios baratos sacados de una excursión turística a la Capadocia.
La historia es básica, lineal e invita al bostezo, con unos actores que en su mayoría se preguntan qué demonios están haciendo allí metidos (y nunca mejor dicho lo de demonios). No me explico cómo han podido embaucar a actores como Ciarán Hinds o Idris Elba en esta película, secundarios solventes pero que aquí parecen mirarte y preguntar "¿Qué hago aquí?". Quizás podamos salvar del reparto al actor que encarna a Ray Carrigan, Johnny Whitworth, el cual me recordaba físicamente en ocasiones a Kurt Russell en sus mejores tiempos. Cage, como es habitual en él, sobreactúa en exceso convirtiendo en irritante su sola presencia en pantalla. Tan solo las apariciones de su alter ego demoníaco nos libran de la insufrible actuación del sobrino de Francis Ford Coppola.
ME PREGUNTO CUANTO ME VAN A PAGAR POR ESTA INSENSATEZ |
El dúo de directores, ya que se trataba de un reboot, han creído acertado incluir varias escenas animadas en las que se nos aclaraba mediante la voz en off de Johnny Blaze el origen del personaje de Roarke (Ciarán Hinds) o el del demonio de fuego que posee al Motorista. ¿No habría quedado más elegante realizar unas animaciones basadas en los cómics clásicos del Motorista Fantasma mejor que esas horribles imágenes animadas en flash? Con un presupuesto de 75 millones de dólares creo que podrían habérselo permitido.
En honor a la verdad hay que decir que las escenas de acción no están mal, quizás algo confusas (en la escena de la grúa casi no se ve nada), destacando la persecución por la carretera a plena luz del día. Pero sólo un puñado de escenas de acción y unos efectos especiales bastante logrados no hacen buena una película, ni siquiera interesante; sin un guión sólido, lo demás no cuenta. Las apariciones del Motorista Fantasma son bastante resultonas, con un buen CGI, pero son estropeadas por el tono casi de parodia que Neveldine y Taylor han elegido para el filme.
JOHNNY WHITWORTH Y SU INNEGABLE PARECIDO A KURT RUSSELL |
No creo necesario hablar más de esta película, que hubiera merecido más un estreno directo en DVD que en salas de cine. Sigo diciendo que el personaje no es el problema, sino el tratamiento que se le ha dado en las dos películas. Johnny Blaze es un personaje con una mitología rica, que combina a la perfección cómic de superhéroes con los temas más recurrentes del horror y lo macabro así que, ¿por qué esta película tan desvaída, desaprovechada y más propia del cine de macarras que el de superhéroes? ¿Qué podrían haber hecho otros directores y guionistas más solventes y que se tomaran al personaje más en serio con estos cómics? A la vista de esta película, creo que tardaremos muchos años en comprobarlo.
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